Presidente de la República Gabriel Boric Font participa en la ceremonia de conmemoración del Natalicio de Bernardo O’Higgins

20 AGO. 2022
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El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto a la Ministra de Defensa Nacional, Maya Fernández, participan en la ceremonia de conmemoración del Natalicio de Bernardo O’Higgins.

A todas las autoridades presentes, muy buenos días, a todas las ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden y, por, sobre todo, al pueblo de Chillán, muy buenos días.
 
Amigas y amigos, chilenos y chilenas:
 
Es para mí una tremenda alegría y un honor poder acompañarlos hoy en el día del Natalicio de Bernardo O’Higgins Riquelme. Me gustaría que juntos y juntas reflexiones sobre la importancia de este prócer de la Patria y de su época. Y, por eso, también agradezco al Ejército esta ceremonia.
 
O’Higgins pudo haber sido, si así lo hubiese querido, un hacendado más o menos próspero, quizás un representante ante el Congreso cuyo nombre hubiese pasado también a los anales de la historia o un buen dirigente gremial. Sin embargo, las circunstancias extraordinarias en las que le tocó vivir, pero por sobre todo su convicción de libertad hacen que hoy día lo llamemos, con toda justicia, el Libertador de la Patria.
 
Sin tener O’Higgins, tal como él mismo decía, vocación ni aptitudes, se convirtió en soldado por necesidad. Él tenía la ambición de vivir una vida tranquila y trabajar la tierra, sin embargo, se destacó entre una generación de jóvenes criollos que llevaron la antorcha de la libertad a todos los rincones de América. Es bonito recordar las palabras de Vicente Huidobro, ese gran poeta chileno, cuando decía en su Balance Patriótico qué los jóvenes son los que hicieron la independencia de América Latina.
 
O’Higgins nació casi en secreto, a escondidas, hace 244 años y se convirtió en uno de los grandes de nuestra Patria extendida que es América, junto con San Martín, Sucre, Bolívar, Artigas, Hidalgo y Morelos. Permítanme expresarles, como representante de todos los chilenos y chilenas, el orgullo profundo que sentí hace un par de semanas en Bogotá, Colombia, en el Cambio de Mando y la Asunción de Gustavo Petro, cuando el Presidente Petro menciona a O’Higgins también entre los referentes de la libertad latinoamericana.
 
O'Higgins creyó en la libertad de Chile y en la libertad de América y luchó junto a miles de americanos anónimos, hombres y mujeres, mujeres también, mujeres protagonistas, escondidas durante demasiado tiempo de la historia de Chile, en pos de un objetivo común, que es la libertad que nos otorga el autogobierno.
 
O’Higgins conoció también la derrota y el exilio, creó instituciones que nos acompañan hasta hoy con una generación de la cual debemos sentirnos orgullosos, instituciones civiles e instituciones militares.
 
Entendió que nacer a la ciudadanía significaba, y esto es muy importante, tener también espacios comunes, espacios de encuentro y para eso entre su legado anotamos a la Escuela Militar y también la Alameda de Las Delicias, la Primera Escuadra, el Mercado de Abastos y tantos otros lugares a lo largo y ancho de Chile.
 
No pretendo y sería arrogante de mi parte contarle a la comunidad de Chillán quién fue, en detalle, Bernardo O’Higgins, pero sí me interesa rescatar en esta oportunidad y en este bonito día algunos valores que siguen teniendo sentido en el Chile del presente, en este Chile que tal como en la época de O’Higgins vuelve a ser un Chile Constituyente.
 
O’Higgins tenía una profunda vocación al servicio de su tierra y de su gente, tenía un compromiso público y político que se vio en sus roles como Alcalde de Chillán y de Los Ángeles y más tarde, también, como Diputado, en representación de dicha ciudad, en el Primer Congreso Nacional, en el albor de la Revolución Independentista.
 
La motivación de Bernardo O’Higgins era dedicar su quehacer a su Patria naciente, algo que había visto ya en su padre.
 
En sus últimos años de vida, en el exilio, porque nunca pudo retornar a Chile, en una carta fechada en 1840, O’Higgins señalaba que “con el ejemplo de mi respetable padre no trepido en decir que sería indigno de ser llamado su hijo si no trabajara mientras dure mi vida en beneficio de toda América del Sur y, muy especialmente, de Chile, mi tierra nativa”.
 
Ese compromiso de trabajar incansablemente por la Patria, por la unidad de la Patria es algo que, en estos momentos, en donde hay división tenemos que rescatar. Es en la unidad de Chile donde sale lo mejor de los chilenos y chilenas y lo mejor de nuestra Patria.
 
Y, sin duda, O’Higgins tenía un sentimiento latinoamericanista que impulsaba su quehacer. En un momento de mucha tensión, cuando se sublevaban también algunas de las provincias frente al mandato de O’Higgins, uno de los motivos de la sublevación es porque había algunos que no entendían que O’Higgins estuviera destinando recursos a la Escuadra Libertadora del Perú.
 
Porque O’Higgins entendió tempranamente que sólo la unidad de América Latina y sólo la independencia de toda América Latina iba a permitir la libertad de Chile. Una vieja consigna que bien vale la pena retomar hoy: o nos salvamos juntos o nos hundimos por separado. Es unidos como tenemos que actuar.
 
O’Higgins creía en la República como sistema de gobierno, no en la monarquía cuya administración en este territorio criticó duramente. Su formación política lo hacía creer en gobiernos de personas que fueran nombradas libres y espontáneamente por la voluntad de los pueblos y es por la voluntad de los pueblos que debemos darnos nuestras propias reglas también hoy día. Como dijera su maestro Francisco de Miranda, lejos de la Doctrina del Derecho Divino de Los Reyes o del Autoritarismo de Caudillos Aventureros.
 
Este ideal republicano puede explicar que fuera esa generación, O’Higgins, Carrera, Martínez de Rozas, también Javiera Carrera, no olvidemos a las mujeres, quienes propusieran la creación del Primer Congreso Nacional.
 
El Libertador que hoy día nos mira creo con esperanza, no era ingenuo. Sabía que el funcionamiento del Congreso y de la democracia incipiente en Chile iba a ser difícil. Pero también sabemos hoy que los problemas de Chile los resolvemos con más democracia y no con menos.
 
Son muchas las ideas de Bernardo O’Higgins Riquelme sobre la sociedad que son, sin duda, fruto del contexto y de la época que debió vivir. O'Higgins era un hombre de su tiempo. Pero O’Higgins también era un hombre que desafió a su tiempo y que se atrevió a enlistarse bajo las banderas incipientes de su Patria.
 
¡Qué lindo, qué lindo ver las banderas chilenas! ¡Qué lindo ver las banderas chilenas en conjunto con banderas de todos los colores! ¡Qué lindo poder decir que estamos orgullosos de ser chilenos y que vamos a defender nuestras tradiciones, la chilenidad y qué vamos a defender también, insisto, una vez más, porque esto es importante repetirlo hasta el cansancio, la unidad de nuestra Patria!
 
Posiblemente esto explica que O’Higgins, en sus propias palabras, jamás haya querido aceptar empleo alguno del Gobierno español en los años que pasó como hacendado en las tierras que heredó de su padre. Porque O’Higgins creía en la igualdad entendida como la entendían las mentes más avanzadas de su tiempo. O’Higgins abolió los títulos nobiliarios enemistándose de esa manera, de manera definitiva con la aristocracia y dejo establecido que en toda sociedad el individuo debe distinguirse solamente por su virtud y sus méritos y no por donde haya nacido.
 
En 1818 el prócer Bernardo O’Higgins creó la nacionalidad chilena y se la otorgó a todos los nacidos en esta tierra sin distinguir, y en ese entonces no era fácil, si eran indígenas, mestizos o criollos. Sin duda fue un cambio radical respecto de la lógica de castas que existía en la Colonia.
 
“Hemos heredado tu firmeza y tu inalterable corazón callado” cantaba Neruda en el Canto General y este corazón que hoy día se desborda de amor por esta tierra nos sigue inspirando a casi 250 años de su nacimiento.
 
Gracias a todas las instituciones del Estado, a este Estado que hoy día, con la sociedad civil, con sus Tribunales, con sus Fuerzas Armadas, con Carabineros, con sus agrupaciones de música tradicional, con su pueblo entusiasta, se hace hoy día presente para decir con mucha fuerza ¡Viva Chile y viva su pueblo!