Presidente Piñera participa en el VII Summit de País Digital

4 SEPT. 2019
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, participa en el VII Summit de la Fundación País Digital.

Muy buenas tardes:
 
Muchas gracias por esta invitación.
 
Pelayo, recuerdo perfectamente cuando nació Fundación Digital bajo la inspiración de don Agustín Edwards y muchos que se anticiparon a sus tiempos para visionar y ver lo que iba a significar en nuestras vidas esta IV Revolución Industrial, esta nueva revolución del conocimiento y la información. En esos tiempos Pelayo era un niño, pero ya estaba y participó en la creación de la Fundación País Digital.
 
La verdad es que pocas cosas han cambiado tanto nuestras vidas como esta revolución tecnológica, la sociedad del conocimiento y la información, la IV Revolución Industrial, como ustedes quieran llamarla.
 
Cuando uno ve lo que estamos enfrentando hoy día: yo vengo llegando una cumbre en que participaron los líderes de las 7 economías más desarrolladas del mundo en Biarritz, y dentro los temas que se trataron, además del problema con Irán y el riesgo nuclear que eso significa, la situación con Corea del Norte y el riesgo nuclear que eso significa, se trataron temas como la guerra comercial, el debilitamiento de la economía mundial, la crisis de incendios en la zona del Amazonía, pero también se trató el tema de cómo esta revolución tecnológica del conocimiento y la información iba a afectar nuestras vidas.
 
De hecho, pocas cosas han cambiado tanto nuestras vidas como las revoluciones tecnológicas de las cuales nosotros hemos sido testigos. Yo lo he dicho otras veces: yo recuerdo cuando yo era estudiante doctorado en la Universidad de Harvard, no existía Google, no existía internet, no existía la calculadora personal, no existía el computador personal, no existía la fotocopia, no existía el email, no existía el fax.
 
Uno se pregunta cómo vivíamos, y la verdad es que la vida era más difícil. Yo me acuerdo que una de las cosas que me martirizaba era cuando escribía mi tesis de doctorado de que había que hacer en ocho copias con papel de calco con esa época, que uno revisaba, mi mujer me ayudaba con el tipeo y a veces con las ideas, y uno revisaba y detectaba un error, corregía el error pero había que tipear la página entera y se cometía otro error, y era un proceso interminable, hasta que llegó el gran descubrimiento de nuestra época, que fue el liquid paper.
 
Ustedes se ríen, pero permitió separar los aciertos y dejarlos intactos de los errores y corregirlos. Fue un gran progreso tecnológico. Miren ustedes como una cosa tan simple como esa, y vean ahora cómo nos han cambiado la vida todos los descubrimientos, todos los avances tecnológicos.
 
Pero lo que viene por delante es mucho más poderoso y va a cambiar nuestras vidas en forma mucho más profunda, y tenemos que prepararnos y anticiparnos para poder aprovechar ese cambio tecnológico en nuestro beneficio y no ser víctimas de los cambios tecnológicos, como ha sido la historia de la humanidad.
 
Cuando uno ve los problemas que enfrentamos como humanidad, el calentamiento global, el envejecimiento de la población, los riesgos de amenazas nucleares, uno dice cuáles son las herramientas y los instrumentos que nos van a ayudar a enfrentar esos nuevos desafíos de la humanidad. Y, sin duda, la ciencia, la tecnología tienen que ser nuestros grandes aliados para enfrentar los grandes desafíos que como humanidad vamos a tener que enfrentar.
 
Por eso para Chile esta revolución, que se traduce en cosas como la inteligencia artificial, el blockchain, el internet de las cosas y tantos otros grandes cambios que vienen en nuestras vidas, uno se pregunta qué queremos hacer.
 
Hay países que han decidido estar a la vanguardia y ser parte y liderar esta revolución tecnológica. Hay otros países que simplemente todavía ni siquiera se dan cuenta que esta revolución viene. Chile está en una situación intermedia, porque si bien estamos atentos, estamos alertas, aún no estamos lo suficientemente preparados para el mundo que viene.
 
Basta ver la discusión legislativa en el Congreso. Cuando discutimos la reforma laboral, ¿estamos pensando en el mundo que viene, en la robótica, en la inteligencia artificial, en la flexibilidad en un mundo totalmente distinto o seguimos pensando en los mismos parámetros de hace tres, cuatro o cinco décadas atrás?
 
Cuando pensamos en la discusión en los grandes temas de modernización del Estado o en los temas de reforma tributaria, yo creo que nuestro país aún no está preparado para enfrentar esta revolución que ya la vemos en el horizonte. Y lo que yo creo que tiene que ser nuestra principal preocupación es que tenemos que empezar a prepararnos a un ritmo mucho ágil, más mucho más dinámico, con mucha más convicción que lo que hemos hecho hasta ahora.
 
Se ha hecho mucho, pero en este mundo mucho no es suficiente y, por tanto, tenemos que acelerar el tranco y eso es un esfuerzo que hemos tratado hacer en nuestro Gobierno, con todas las incertidumbres, todas las dificultades, todas las rigideces que se enfrentan desde los gobiernos.
 
¿Cómo estamos queriendo desde el Estado, que es una parte de la sociedad, porque aquí una gran responsabilidad y una gran tarea le corresponde a la sociedad civil -a los empresarios, a las fundaciones, a las empresas, a las universidades, a los centros de investigación científica y tecnológica-, pero como Estado qué estamos tratando de hacer?
 
Cómo tener una sociedad del conocimiento en información y de redes digitales que sean libres, que sean abiertas, que sean democráticas, pero al mismo tiempo que sean seguras. Y la seguridad lo vemos de dos puntos de vista: uno es no permitir que el crimen organizado, la trata de personas, los abusadores sexuales o los terroristas se aprovechen de las redes para cumplir su cometido, y al mismo tiempo cómo proteger la privacidad, la identidad, la intimidad de los seres humanos.
 
En Biarritz en la Cumbre del G7 hablamos también de algo que es una nueva amenaza o una nueva oportunidad, que es la capacidad que pronto van a tener las máquinas para leer nuestras mentes. Incluso para sembrar pensamientos, sembrar sentimientos. Cómo nos preparamos para ese mundo que viene para que lo íntimo, la identidad, lo que es propio de cada uno, sea debidamente protegido es un nuevo desafío que va más allá de proteger los datos que era la preocupación hasta ahora, ahora va a ser cómo protegemos la intimidad, lo más íntimo, lo más propio, lo más único que cada uno tiene adentro en su conciencia, en su mente y en su corazón.
 
¿Cómo hemos querido enfrentar? En muchos frentes distintos porque aquí no hay una bala de plata. Una primera tarea es modernizar el Estado de Chile.
 
La sociedad avanza a un ritmo muy rápido y a veces el Estado simplemente se va quedando atrás y no responde a los requerimientos que los ciudadanos hacen al Estado. Por eso la preocupación por que el Estado también se incorpore a esta sociedad moderna ha estado en el corazón de las prioridades de nuestro Gobierno desde el primer día y eso lo hemos hecho buscando múltiples mecanismos.
 
No quiero aquí hacer un balance de lo que ha sido el proceso de modernización del Estado, hay una agenda, hay un plan de acción para modernizar el Estado. Solamente decir que el Estado siga gastando cientos de millones de dólares y cientos de millones de horas-hombre para hacer cosas que hoy día podrían hacerse sin ningún costo, reemplazando la economía análoga por la economía digital, reemplazando la sociedad del papel por la sociedad digital.
 
Y ése es un trabajo que es difícil porque se encuentra uno con mucha resistencia: resistencia, algunas cosas requieren ley y cuando vamos por los proyectos de ley a veces entran de una manera, uno nunca sabe cómo van a salir.
 
Pero además hay mucha resistencia dentro del propio Estado, que siente que toda modernización, toda incorporación de tecnología en cierta forma amenaza sus posiciones. Cuando uno logra explicar y plantearles a los funcionarios que ellos tienen que ser los protagonistas y no las víctimas de esta modernización, la situación cambia brutalmente.
 
Y doy como ejemplo lo que hemos estado haciendo con las 50 medidas de transformar los procesos del Estado para hacerlo más rápido, más eficiente, más cercano a la gente como, por ejemplo, lo que hemos hecho en el Registro Civil, en que simplemente hoy día gran parte de los documentos que el Registro Civil emite y que antes había que ir a buscarlos personalmente con pérdida de tiempo, con costos, con demoras, se pueden obtener en forma absolutamente gratuita desde la comodidad de un teléfono celular inteligente, un computador, o Notebook, un IPad o lo que sea.
 
Esto ha sido un cambio muy importante en el Registro Civil, pero que es un ejemplo porque lo estamos extendiendo a muchos frentes, a todos los frentes del Estado. Cada ministerio, cada servicio público tiene el encargo de buscar la manera de aprovechar la tecnología para que sus servicios estén más disponibles, en forma más fácil, más expedita, más económica.
 
Por ejemplo, lo que estamos haciendo en materia de Comisaría Virtual. La Comisaría Virtual que ya está en plena marcha permite a las personas hacer muchas denuncias o hacer muchas certificaciones desde la comodidad de su teléfono celular, a través de las redes, sin la necesaria comparecencia física y eso les ha ahorrado costo y tiempo a las personas, y también costo y tiempo a nuestras policías.
 
De hecho, esto nos ha permitido liberar más de 3 mil 500 carabineros que estaban haciendo labores administrativas, que hoy día están en las calles protegiendo a las familias chilenas.
 
La Ley de Transformación Digital del Estado, lo que busca es que todos los trámites y servicios que el Estado ofrece a los ciudadanos sean digitales, salvo pequeñas excepciones que por su naturaleza exigen un trato distinto. Esta ley está en el Congreso y se encuentra en tramitación. De hecho, ya lleva un largo tiempo en tramitación, está en sus etapas finales en la comisión mixta y va a significar un cambio radical en la forma en que el Estado se relaciona con los ciudadanos.
 
Octavio Paz, ese gran pensador y Premio Nobel mexicano, cuando hablaba del Estado se refería al “Ogro Filantrópico”. “Filantrópico” porque se supone que el Estado ayuda a la gente, pero “Ogro” porque para muchos ciudadanos el Estado es un ente ajeno, distante, hostil, que pone problemas más que aportar soluciones.
 
Esta Ley de Transformación Digital del Estado pretende acercar el Estado a la gente, cambiarle ese rostro ajeno y hostil por un rostro más humano, más cercano. Transformar al Estado en un amigo de los ciudadanos y no en un enemigo que solamente le pone problemas.
 
Y esa ley -porque requería ley- nos va a permitir avanzar a una velocidad muy importante en digitalizar todos los trámites que el Estado hace con los ciudadanos, lo cual va a significar más economía para los ciudadanos, más economía para el Estado, más transparencia, puras ventajas aprovechando la tecnología en beneficio de la gente.
 
Estamos también impulsando la Firma Electrónica Avanzada para permitir que las personas puedan autentificar su voluntad, no necesariamente yendo a una notaría y firmando un documento bajo poder notarial, sino que lo puedan hacer desde cualquier lugar del mundo o cualquier rincón de Chile con la Firma Electrónica Avanzada, lo cual va a significar otro cambio copernicano en la forma en que los ciudadanos se entienden con el Estado y también en la forma en que los ciudadanos se entienden entre ellos mismos a través de esta tecnología a la Firma Electrónica Avanzada.
 
Todo esto tiene que ir de la mano de velar por la protección de los datos personales, porque no queremos que tanto progreso y tanta tecnología termine sacrificando la privacidad a la cual tenemos derecho los ciudadanos sobre nuestros datos personales.
 
Por eso el Instructivo Presidencial que hicimos en esta materia para proteger adecuadamente los datos personales y ahora estamos en una ley que va a establecer como obligación del Estado la protección de los datos personales. Tenemos un Consejo de la Transparencia que va a tener dos componentes: la transparencia, por una parte, y la protección de los datos personales, por otra, que son dos caras de la misma medalla que tienen que estar compatibilizados.
 
Lo que estamos haciendo en materia de ciberseguridad. Ahí tenemos un desafío gigantesco, hemos buscado las mejores asesorías. Aquí quiero agradecer a muchos países amigos que llevan una larga delantera con respecto a Chile, que nos han prestado su colaboración. Hoy día, tenemos colaboración estrecha en esta materia con Inglaterra, con Francia, con Alemania, con Israel, con Estados Unidos y con algunos países de nuestro propio continente.
 
Por otra parte, en muchos ámbitos la tecnología moderna puede significar una revolución. Por ejemplo, en el ámbito de la salud: la salud es un tremendo desafío porque estamos en una etapa de transición desde una población joven, que tenía enfermedades que se podían curar, hacia una población de mayor edad, que tiene enfermedades que sólo se pueden tratar, pero no se pueden curar y, por tanto, requieren un tratamiento y una vigilancia y un control permanente.
 
Ahí nos va ayudar no solamente construir más hospitales, estamos en este instante construyendo dos millones de metros cuadrados de hospitales en nuestro país. Nunca, en ningún momento de la historia, se han estado construyendo tantos hospitales como los que estamos construyendo hoy día. Por una razón muy simple: nuestra estructura hospitalaria era de la década de los ochenta y ya entró a su etapa de obsolescencia y, por tanto, exigía un cambio muy profundo en hospitales, también en consultorios, pero también en formación de médicos especialistas.
 
Chile hoy día está incorporando aproximadamente a 2 mil médicos especialistas al año. Eso es el doble de lo que hacíamos hace sólo seis o siete años. Parte de esos son médicos especialistas formados en Chile y parte son médicos especialistas que han migrado a Chile y que han contribuido a resolver esta deficiencia o esta carencia en materia de médicos especialistas.
 
El Hospital Digital permite multiplicar, a hacer omnipresentes en cierto sentido a muchos de nuestros médicos porque nos permite a través de las redes poder llegar a todas las comunas de Chile. Y, por tanto, donde hay un médico general puede tener una consulta con su paciente, en línea con un médico especialista que ayuda a precisar el diagnóstico y a encontrar los tratamientos más adecuados.
 
Ésa es una tremenda revolución que ya está en práctica y, de hecho, ya tenemos más de 300 comunas que están integradas a este sistema. Hemos hecho más de 100 mil prestaciones a través del Hospital Digital que está en una etapa naturalmente de crecimiento y de ampliación geográfica y de número de especialidades, el número de tratamientos y número de consultas que se pueden hacer a través de esto.
 
Además del proyecto de tener una ficha electrónica médica para cada persona, que pueda estar en la red del Hospital Digital con la privacidad que eso requiere y, por tanto, cualquier paciente puede atenderse en cualquier lugar y la persona que lo atiende va a tener acceso a su historia médica y clínica de toda una vida.
 
Esos son avances muy significativos y muy pronto vamos a entrar en una etapa nueva, que es la robótica en la salud que va a permitir operaciones remotas a distancia, con robots que son operados por médicos especialistas no necesariamente en el lugar donde está el paciente. Eso ya es una realidad en algunos países del mundo y pronto va a ser una realidad en Chile.
 
Tenemos también en el Congreso el proyecto de Ley que tipifica y sanciona los Delitos Informáticos, porque tenemos una legislación absolutamente obsoleta en esa materia. Y si no vamos cuidando y abriendo oportunidades, pero también cerrándoles las puertas a los delincuentes que quieren aprovecharse de estas oportunidades para vulnerar el sistema, no vamos estar avanzando con pies de plomo, sino que vamos a estar avanzando en forma muy precaria.
 
También tenemos un tremendo desafío en modernizar el trabajo. El trabajo todavía en Chile está concebido como fue en la Revolución Industrial, que hay un lugar, la fábrica donde van todos los trabajadores a un mismo lugar, a la misma hora para prestar un servicio. Eso era en los tiempos de la Revolución Industrial; hoy día la revolución tecnológica permite sacarnos esa obligación de que todos concurramos al mismo tiempo y al mismo lugar con todos los problemas de congestión, con todos los problemas de acceso que eso significa, y podamos trabajar con más libertad.
 
A eso apunta el Proyecto del Teletrabajo o Trabajo a Distancia, a eso apunta el Proyecto de Modernización de la Dirección del Trabajo, el Proyecto de Adaptabilidad y Flexibilidad Laboral, el nuevo Estatuto del Trabajo Joven. Queremos agregar a eso el Estatuto de los Trabajadores Adultos Mayores para que tenga más libertad, más flexibilidad.
 
La legislación laboral en Chile es extraordinariamente rígida, lo han dicho todos los informes: el Banco Mundial, la OECD, cada uno que ha hecho un diagnóstico y un análisis nos dice “tienen que avanzar en flexibilidad”.
 
A esto apunta esta agenda que hemos ido por partes, pero también con un proyecto integral, que es el Proyecto de Adaptabilidad y Flexibilidad Laboral que está en el Congreso y que va a permitir más libertad entre las partes, con las garantías y precauciones del caso, para que puedan adecuar su jornada de trabajo a sus propias necesidades. No sólo los trabajadores que puedan adecuar su jornada de trabajo a los requerimientos de la familia, de los estudios o las exigencias de la tercera edad, sino que también las empresas que tienen ciclos de demanda y, por tanto, tienen períodos de altas necesidades y períodos de menos necesidades, que pueden buscar acuerdos con los trabajadores en beneficio de ambos.
 
Esta idea que todo acuerdo entre trabajador y empleador es un atentado a los derechos de los trabajadores es algo absolutamente obsoleto, del siglo pasado. Tenemos que liberarnos de esos prejuicios que tantas veces nos causan tanto daño y creer más en la libertad de las personas, de los trabajadores. En algunos casos, por supuesto, esta decisión se toma a través de los sindicatos o en otros casos -porque hay muchos trabajadores que no están sindicalizados- se toman directamente por los propios trabajadores dentro de un marco que proteja y elimine posibles abusos.
 
Todo lo que estamos haciendo en materia del proyecto de digitalizar las Pymes. Las Pymes en Chile la gran mayoría de ellas- tenemos casi un millón de Pymes- no están digitalizadas y es un proceso mucho más sencillo y que les cambia la vida. Y, por tanto, estamos en un programa para digitalizar cerca de 100 mil pequeñas y medianas empresas en nuestro país, proyecto que ha avanzado con mucho éxito y avanza en forma muy importante.
 
Otra área es que tenemos que crear talento digital, no basta con tener la tecnología, hay que tener las personas que entiendan, manejen, operen, se sientan cómodas con esa tecnología digital, y Chile es un país en que tenemos un tremendo desafío por delante en esa materia.
 
Por eso, lo que estamos haciendo en competencias digitales, incorporando la enseñanza del idioma digital y del idioma inglés, que parte del idioma digital, a la temprana educación y en establecer también becas a través de las Becas Chile para que personas puedan especializarse en cantidades mucho mayores en las nuevas tecnologías digitales, es parte de este esfuerzo, junto con la modernización del SENCE.
 
El SENCE gasta casi 400 millones de dólares al año. Todos los informes, y hay muchos, muestran que esa inversión no genera ningún impacto ni en la empleabilidad, ni en la productividad, ni en los salarios de los trabajadores. Y, por tanto, estábamos viviendo con un sistema de capacitación que, a lo mejor satisfacía a los organismos que viven en torno al sistema, pero que no era funcional a los intereses de Chile, ni de los trabajadores, ni de las empresas.
 
Por eso, aprendiendo de las experiencias más exitosas como las de Alemania, Australia, Nueva Zelanda –los hemos visitado, nos han venido a ver– estamos en un profundo proceso de modernización del SENCE para que el SENCE capacite en cosas que sean útiles, que mejoren la productividad y, por tanto, que mejoren los salarios de los trabajadores, y también que, al mejorar la productividad, mejore la eficiencia de las empresas. Ésa es una revolución que debimos haber hecho hace mucho tiempo atrás y que hoy día está en plena marcha.
 
También estamos en un proceso de modernizar la Educación. En materia de Educación hemos discutido muchas cosas: cómo se financia, cómo se hace la admisión, cuál es el rol de cada uno, pero lo más importante que es lo que pasa dentro de la sala de clases ha estado postergada de nuestra discusión en materia educacional.
 
Y a eso apuntan las grandes prioridades de nuestro Gobierno: mejorar la calidad en la sala de clases en todos los niveles de nuestro sistema educacional, con énfasis en la educación temprana, con énfasis en la educación técnico profesional.
 
Y ése es un proceso que incluye este Plan Nacional de Lenguas Digitales; incluye, también, que estén incorporados al proceso de enseñanza escolar; incluye, además, crear más capacidad de innovar dentro del Ministerio de Educación, que es una institución gigantesca que administra muchos sectores de la educación –ahora tiene que hacerse cargo de los Servicios Locales de Educación– y que tenía poca capacidad de estar a la vanguardia del conocimiento.
 
Por eso, la Unidad de Innovación dentro del Ministerio de Educación, que lo que pretende es innovar hacia el interior y después dispersar, diseminar esa innovación para que esté a disposición de todas las escuelas, colegios y liceos en nuestro país, es parte de este esfuerzo que ha significado capacitar a más de 3 mil docentes y que ha permitido hacernos cargo en forma especial de las escuelas que han estado más retrasadas.
 
El Programa de Recuperación de Escuela Retrasadas ha demostrado que cuando se pone a disposición de esas escuelas los instrumentos necesarios y las herramientas necesarias, el salto en la educación se nota de inmediato. Casi todas las escuelas que fueron enfrentadas durante el año pasado por estos mecanismos especiales, lograron aumentos significativos en la calidad de su educación medida por la última prueba SIMCE.
 
Además de eso, creamos el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, –podríamos haberle puesto más nombres todavía; yo le habría puesto uno solo “Ministerio de la Sabiduría”, habría sido algo pretencioso–, pero este Ministerio se está haciendo cargo de este tremendo desafío.
 
Antes estaba muy disperso el esfuerzo que hacía el Estado en materia de ciencia, innovación, emprendimiento; ahora, bajo el liderazgo del Ministro Andrés Couve, tenemos este Ministerio que no queremos que se transforme en otra máquina burocrática, sino que sea un agente activo, dinámico, alerta, innovador y, por eso, tiene que mantenerse pequeño y flexible que ha sido una de las preocupaciones que hemos puesto en el origen, en el desarrollo y en el crecimiento que está teniendo este Ministerio, que ya ha puesto en marcha muchas iniciativas, entre ellas -como yo les decía- un Programa Especial de Becas Chile para los temas digitales, para capacitar a nuestras personas, a nuestros futuros expertos en materia de economía digital en los conocimientos que se requieren.
 
También hay que modernizar la economía. Por ejemplo, la Ley de Portabilidad Numérica significó una revolución en la industria de las telecomunicaciones, porque las personas ya no estaban cautivas de la empresa que los capturó o los atrajo en su primera instancia, eran libres de migrar de una empresa a otra cuando quisieran porque se hicieron dueños de su número telefónico que era la gran barrera que les impedía poder mirar, migrar, escoger y elegir.
 
Eso significó una revolución en la industria de las telecomunicaciones, la mayor competencia que significó eso, motivó a las empresas a prestar mejores servicios, con condiciones económicas más favorables y eso significó una tremenda mejoría en la calidad, en el costo y en el servicio que las empresas telefónicas prestan a sus usuarios.
 
Ahora, estamos comprometidos con la Portabilidad Financiera, que también las personas puedan buscar y escoger al mejor prestador de servicios financieros porque no están cautivos de una institución o de un banco por razones de la hipoteca o razones legales, y eso también va a significar una revolución en la industria.
 
La competencia, la verdadera competencia que significa no tener barreras a la entrada para que todos puedan entrar a las industrias y al mismo tiempo que los clientes tengan la posibilidad de escoger libremente quien es el que les presta el mejor servicio, le hace muy bien a nuestra sociedad, mejora la competitividad, mejora la eficiencia, mejora la calidad de los servicios, reduce los costos y de eso se trata la modernización de nuestro aparato económico.
 
Estamos trabajando en esa Ley de Portabilidad Financiera y queremos también transformar a Chile en un verdadero hub de infraestructura digital y, por eso, hemos buscado; y yo personalmente he conversado con los máximos líderes, creadores, fundadores y emprendedores de empresas tan importantes como Amazon, como Google, como Apple con los cuales hemos tenido la oportunidad de reunirnos y pedirles, no solamente su apoyo para movilizar más rápidamente a nuestra sociedad, sino también que vengan a invertir a Chile. Y ustedes han visto que las principales empresas como Amazon, como Google han decidido que Chile sea su hub, a través del cual van a prestar servicio de Big Data o de muchos otros frentes a los países de nuestro continente.
 
Por otra parte, también a través de la Subsecretaría de Telecomunicaciones –aquí vi a Pamela Gidi– estamos queriendo hacer, y nada de esto es fácil, una revolución en materia de las telecomunicaciones.
 
Por lo pronto, ya está funcionando la Fibra Óptica Austral que une Puerto Montt con Puerto Aysén, proyecto que se desarrolló durante nuestro Gobierno, y que incorpora dos regiones, Aysén y Magallanes, a las nuevas tecnologías porque tienen las conexiones necesarias.
 
Estamos trabajando en una Fibra Óptica Nacional que va a ir desde Arica hasta Puerto Montt y va a tener más de 10 mil kilómetros porque va a tener capacidad para conectar con conexiones rápidas, modernas a todas las comunidades de nuestro país.
 
Estamos avanzados en el Cable Submarino Óptico que va a permitir unir a Chile con Asia. Éste es un proyecto en que hemos invitado a participar a Argentina y a Brasil, pero que lo está liderando Chile y que muy próximamente estamos llamando a una licitación internacional para la construcción de ese cable submarino que nos una con el Asia-Pacífico con el cual, hoy día, no estamos unidos en forma directa y tenemos que pasar por Estados Unidos o por Europa.
 
Lo mismo con lo que significan las tecnologías 5G que son tecnologías mucho más poderosas, más rápidas, con mayor capacidad de transmisión de datos, de voz, de ideas, de videos, de lo que sea y que queremos que Chile sea pionero en esta materia; estamos trabajando en las bases para poder licitar pronto la incorporación de las tecnologías 5G a la sociedad chilena.
 
Y, en esto, por supuesto que vamos a hacer una licitación abierta, transparente, internacional, tomando las precauciones debidas, y esto lo hemos conversado con muchos países, con la OCDE, con Nueva Zelanda, con Australia, con Canadá, para proteger, al mismo tiempo, la seguridad de los datos, la privacidad de los datos y la soberanía de nuestro país.
 
De hecho, esto va a significar un cambio radical porque la tecnología 5G es la que abre de verdad las puertas a las tecnologías del futuro, al internet de las cosas, a la inteligencia artificial que no logran sustentarse en las tecnologías 3G o 4G, que son las que tenemos hoy día en Chile, sino que requiere una tecnología de mucho mayor potencia, capacidad y velocidad como es la tecnología 5G.
 
También estamos trabajando intensamente en distintos proyectos de infraestructura digital. Por ejemplo, la Oficina de Gestión de Proyectos ha identificado cientos de proyectos que apuntan a mejorar la infraestructura digital en nuestro país y estamos haciendo un tremendo esfuerzo por destrabar esos proyectos.
 
Es curioso, el país quiere crecer, el país quiere invertir, el país quiere innovar y, sin embargo, muchas instituciones públicas hacen lo posible por evitar que se produzca esa innovación, ese emprendimiento y ese avance por malas prácticas burocráticas.
 
A eso apunta la Oficina GPS (Gestión de Proyectos Sustentables), a eso apunta la Oficina OPEN, (Oficina para la Productividad y el Emprendimiento Nacional) que está revisando permanentemente las normas, los reglamentos, todo aquello que muchas veces existe porque existe y que no tiene ninguna justificación, pero puede seguir provocando frenos, daños en forma permanente al desarrollo de nuestro país y de nuestra sociedad.
 
Tenemos también en el catastro cierto de GPS una enorme cantidad de proyectos en tecnología de punta, más de mil millones de dólares, que están, están los innovadores, están las ideas, está el conocimiento, pero muchas veces son los permisos burocráticos los que asfixian la innovación. El Estado, muchas veces, en vez de ser un colaborador, un socio, un aliado de la innovación y el emprendimiento, por caer en su trampa burocrática, termina siendo el peor obstáculo en esta materia.
 
Y, por eso estamos tratando de innovar en muchas leyes. Entre otras, tenemos un proyecto de ley para modernizar nuestro Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, no para deteriorar nuestra capacidad de proteger nuestra naturaleza, sino que para hacer un sistema inteligente, que proteja el medio ambiente y la naturaleza, pero al mismo tiempo no frene innecesaria y burocráticamente todos los proyectos simplemente porque eso parece ser a veces la mentalidad burocrática que vive en el alma y el corazón de los Estados y no solamente en Chile, esto es un problema que afecta a los Estados en todas partes del mundo.
 
Quisiera terminar también haciendo una pequeña reflexión respecto a la economía. El año 2018 fue un muy buen año para Chile, por donde lo miren: crecimos al 4%, creamos 170 mil nuevos empleos, la inversión que venía cayendo en forma sistemática experimentó una fuerte recuperación, la productividad que venía cayendo sistemáticamente también experimentó una fuerte recuperación y lejos de ser un lastre que frenaba se transformó en un motor que empujaba, se redujeron las brechas en materia de desigualdad, se redujeron las brechas entre hombres y mujeres. Si uno ve el año en el frente económico, fue un muy buen año y nos permitió cumplir nuestro compromiso.
 
Yo tengo grabados en la cabeza los compromisos que asumimos en materia de economía porque pretendo cumplirlos: que era duplicar la capacidad de crecer de nuestro país, duplicar la capacidad de crear empleos, transformar la inversión y la productividad en un aporte y un motor y no en un lastre que frenaba, eran algunos de los compromisos que asumimos.
 
Hasta ahora hemos cumplido todos nuestros compromisos. Algunos toman las predicciones que hizo el Banco Central el día de ayer y que se dieron a conocer hoy día respecto al IPoM, si uno toma las proyecciones del Banco Central están apuntando –y éstas son las proyecciones el Banco Central porque yo pretendo que la realidad supere al Banco Central–, estamos cumpliendo nuestros compromisos de duplicar la capacidad de crecer, duplicar la capacidad de crear empleos, seguir aumentando los salarios, la productividad y la inversión.
 
Ahora, es cierto, vivimos tiempos difíciles. Vengo llegando de esta reunión del G7 en que se habló permanentemente del debilitamiento de la economía mundial, la guerra comercial entre Estados Unidos y China que ya lleva más de 20 meses y que tiende a agravarse en lugar de resolver y que nos está impactando fuertemente. Vean el precio del cobre, vean el precio de nuestros principales productos exportación, vean el precio de la celulosa.
 
Por otra parte, también tenemos un problema muy serio en nuestro propio continente. Lo que ha pasado con América Latina es que se ha estancado totalmente, ésta va a ser o puede terminar siendo una nueva década perdida para América Latina. El crecimiento de América Latina este año va a ser prácticamente cero, vea lo que pasa en Argentina, lo que pasa en Brasil. Cuando yo converso con esos Presidentes me dicen “aquí estamos discutiendo cuánto vamos a caer, si vamos a caer al tres o vamos a caer al cinco” y les digo “en Chile estamos discutiendo cuánto vamos a crecer”. No lo pueden creer.
 
Pero es cierto que nunca hay que dormirse en los laureles ni contentarse, estamos haciendo un esfuerzo gigantesco por darle más fuerza, más impulso a la economía.
 
Ahí está el plan de reimpulso a la economía. 20 mil millones de dólares de inversión en infraestructura pública, 17 aeropuertos, 12 puertos que se modernizan y se duplican en su capacidad, lo que estamos haciendo en 3 mil kilómetros de carretera, lo que estamos haciendo en materia de infraestructura digital, lo que estamos haciendo en recuperar los trenes para Chile que son un instrumento muy eficiente cuando se administran en forma racional.
 
Ayer dimos a conocer el Plan “Chile sobre Rieles”, que significa potenciar nuestros ferrocarriles de acercamiento suburbano, el tren a Rancagua, el tren a Nos, el tren a Malloco-Melipilla, el tren a Batuco-Til Til; los trenes que se declararon de interés público y que van a licitarse para unir los puertos principales de la Región de Valparaíso-San Antonio y Valparaíso con Santiago; el tren que va a unir Santiago con Chillán, los trenes de acercamiento en alguna de las ciudades como, por ejemplo, en Rancagua-Machalí o en Temuco-Padre Las Casas o Coquimbo-La Serena.
 
Todo esos son planes de inversión pública para reactivar nuestra economía, pero al mismo tiempo respetando que la inversión pública sea un aporte al crecimiento futuro y al mismo tiempo respetando una regla fundamental que es lo que le da certeza y estabilidad a nuestra economía, que es la regla del déficit estructural. Nos comprometimos a reducir a la mitad el déficit estructural y ésa es la regla de oro que orienta y enmarca toda nuestra acción en materia fiscal.
 
Pero yo quisiera decir que, a pesar de este año difícil, yo estoy convencido que el año 2019, siendo un año muy difícil para el mundo entero, va a ser un año en que Chile va a sortear en buena forma la crisis internacional. Yo espero que el segundo semestre sea mucho mejor en materia de crecimiento que lo que fue el primer semestre y, de hecho, estamos a pocos días de conocer el IMACEC del primer mes del segundo semestre, que el mes de julio. Yo espero que marque un cambio de tendencia y que sea mucho mejor de lo que conocimos en el último mes del primer semestre que lo que vamos a conocer para el primer mes del segundo semestre, y que esto acompañe a la creación de empleos, a la inversión, a la productividad.
 
Y, por esa razón, quiero decir que a pesar de que vivimos en un mundo difícil, siempre el mundo es difícil, ahora es particularmente difícil y basta ver lo que le pasa a nuestros países vecinos para darnos cuenta de que ésta es una situación que está afectándonos a todos: algunos están estancados, otros están en recesión y se cuentan con los dedos de una mano, menos de una mano, los países de América Latina que van a lograr crecer, entre los cuales va a estar Chile y yo espero que pueda liderar el crecimiento de América Latina.
 
Termino diciendo que también es importante fomentar la innovación y el emprendimiento. A mí me produce mucha alegría que en el último mes se crearon en Chile más de 12 mil nuevas empresas, lo cual significa que estamos a un ritmo de creación de empresas del orden de 120, 130, 140 mil al año. Y éstas son buenas noticias para el futuro porque cuando hay innovación, cuando hay emprendimiento ahí se está sembrando la semilla para el crecimiento, para la creación de empleo.
 
Y termino diciendo, volviendo al tema de la revolución tecnológica, que esto es como una gran ola, todos sabemos que viene, la estamos viendo en el horizonte; tenemos dos opciones, o nos quedamos mirando cómo se acerca y si lo hacemos nos va a terminar revolcando en la arena y no va  a funcionar en nuestro beneficio, o nos preparamos para subirnos a esa ola, como hacen los surfistas que se suben arriba y aprovechan la propia fuerza de la ola para impulsar sus propios objetivos, y usamos esta revolución tecnológica en beneficio de nuestro país, y ése es el camino que definitivamente tenemos que, no solamente elegir, porque hay que elegir y hay que actuar para que eso se transforme en una realidad.
 
A eso apunta todo el esfuerzo que está haciendo, yo sé, la sociedad civil, la Fundación País Digital y el Gobierno de Chile para que no nos quedemos abajo de esta revolución como nos quedamos abajo de la Revolución Industrial, sino que podamos ser parte de esta nueva revolución que ha demostrado ser muy generosa con los países que quieren tomarla, abrazarla, subirse y aprovecharla, y muy cruel con aquellos países que simplemente o le da la espalda o la ignoran o simplemente se quedan observando y no toman las decisiones.

Por eso, quiero felicitar a Fundación País Digital y a todas las personas que la componen por el esfuerzo por el aporte que hacen a que Chile sea parte de esta nueva sociedad del conocimiento y la información en plenitud, como ciudadanos de primera categoría y podamos integrarnos a los países que supieron aprovechar este tremendo salto adelante, renacimiento en ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento para mejorar la calidad de vida y darles a nuestros conciudadanos y compatriotas la posibilidad de aprovechar en plenitud sus talentos, la seguridad de una vida con dignidad para que puedan tener una vida más plena, más feliz junto a sus familias.
 
Muchas gracias.