Presidente Piñera encabeza el lanzamiento de la COP 25

11 ABR 2019
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, acompañado por la Ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, encabeza el lanzamiento de la cumbre sobre cambio climático COP 25.

Muy buenos días:
 
Gracias por venir a esta casa de todos, que es La Moneda, y gracias por comprometerse por una causa tan urgente y tan noble, como es proteger la sobrevivencia de la humanidad en el planeta Tierra.
 
Hoy es tiempo de hablar en forma fuerte y clara.
 
Quiero saludar al Presidente Frei, al Senador Quintana, presidente del Senado, a los ministros, a las autoridades de Gobierno, a las autoridades de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, a los alcaldes, a los concejales, a los Cores, a los miembros de nuestro Consejo Asesor, y a todos ustedes.
 
La Tierra, nuestra Tierra, lleva mucho tiempo dando verdaderos gritos de angustia, diciéndonos que está en peligro y que no tenemos un Plan B. Algunos piensan que la salvación está en otro planeta, en el planeta Marte, quizás para un puñado de privilegiados, pero para los casi 8 mil millones de seres humanos que habitamos nuestro planeta, éste es nuestro único planeta.
 
La naturaleza también lleva décadas dándonos signos y gritos de angustia, y nos dice algo tan simple: cuídennos, cuídenme para que yo pueda cuidarlos a ustedes.  Yo creo que lo que observamos este verano en nuestro país -y que lo mencionó y describió la Ministra de Medio Ambiente- con incendios y olas de calor en el sur e inundaciones en el norte, y vimos como las verdaderas catedrales de hielo que durante siglos la naturaleza había construido se derrumbaban ante nuestros propios ojos, y el constatar de que Chile es un país maravilloso, pero también un país muy vulnerable, porque reúne 7 de las 9 condiciones de vulnerabilidad que identificó Naciones Unidas, tiene que ser más que suficiente para darnos cuenta que llegó el tiempo de cambiar el curso de la historia, y que ese tiempo se acabó.
 
La Ministra decía que algunos critican que hay poco tiempo para organizar la COP; hay tiempo suficiente y vamos a organizar una gran COP. Para lo que se nos está acabando el tiempo, es para evitar que este calentamiento global y cambio climático se transforme en una verdadera tragedia.
 
El cambio climático, el calentamiento global está demostrado, es -en gran parte- responsabilidad de la acción del ser humano. Y eso es una buena noticia, porque si no fuera responsabilidad nuestra, no tendríamos nada que hacer. Precisamente porque lo hemos causado nosotros, somos nosotros los que podemos cambiar el curso de la historia.
 
Y, sin duda, es una de las peores amenazas, sino la peor amenaza que afecta hoy día a la humanidad.
 
Yo sé que hay algunos que, en forma muy liviana y voluntarista, declaran su escepticismo sobre las causas de este fenómeno, y otros que con gran irresponsabilidad y desidia postergan permanentemente la acción. A esos grupos, tenemos que decirles que su tiempo se acabó.
 
Y es por esa razón que llegó el momento en que todos nos unamos para enfrentar esta verdadera tragedia, para que no se transforme en un holocausto.
 
En estos precisos instantes, mientras estamos reunidos aquí en La Moneda, el calentamiento global y el cambio climático siguen cobrando víctimas, sigue creciendo el nivel del mar, sigue aumentando la acidificación de los océanos y matando a muchas especies, sigue avanzando el derretimiento de nuestros glaciares, continúa la extinción de especies de flora y fauna a una velocidad nunca antes conocida, se acelera la frecuencia y la intensidad de fenómenos climáticos extremos, como las lluvias torrenciales que afectaron al centro de África, como las sequías devastadoras que han afectado a tantos continentes en el mundo, como los incendios cada vez más devastadores que han afectado a los países más desarrollados del mundo.
 
Y lo cierto es que seguimos perdiendo -y a un ritmo creciente- nuestros bosques, nuestras selvas, y esto ocurre en todas las latitudes.
 
Por esa razón, un Presidente americano dijo una frase, que refleja una gran verdad: “somos la primera generación que está sintiendo los efectos del cambio climático y somos la última que puede hacer algo para evitar que se transforme en tragedia”.
 
El propio Papa Francisco dijo en 2015 que cada año el problema se agrava más, y dijo -usando una palabra para él muy fuerte-: “estamos al borde del suicidio”. Existen en el ADN o en el instinto de algunos animales la tendencia al suicidio colectivo, cuando manadas enteras se precipitan hacia un suicidio. Pero en los seres humanos, existe exactamente lo contrario: un instinto de sobrevivencia, un instinto de trascendencia.
 
Y por eso es bueno preguntarnos cómo es posible que esta generación, la generación que tiene el mayor conocimiento, las mejores tecnologías, la mayor capacidad de comprender el fenómeno, esté avanzando como si fuera una manada hacia un precipicio y hacia el suicidio.
 
¿Qué nos está pasando? ¿Por qué no hemos tomado conciencia?  ¿Por qué falta tanta acción? ¿Dónde están nuestros líderes? Son las preguntas que, en cierta forma, están reflejadas en estos carteles que han dibujado los propios niños, y que cada uno de ellos muestra con esa inocencia, pero profundidad de los niños, el grave problema y la gran responsabilidad que tenemos ante nosotros.
 
De hecho, quiero decirlo con mucha claridad:  99 de cada 100 especies que alguna vez existieron, ya no existen. Lo que queremos evitar es que la raza humana se sume a esa lista. Y por esa razón, parece que la profecía de un gran escritor francés, François-René de Chateaubriand, que dijo: “los bosques preceden a las civilizaciones; los desiertos las siguen”.
 
Y la verdad es que, en los últimos 100 años, hemos acelerado la destrucción de nuestra biodiversidad. Si antes se perdían 2 especies por siglo, ahora estamos perdiendo más de 200 especies. Y además de eso, en materia de bosques, en los últimos 25 años, hemos destruido 130 millones de hectáreas de bosque en nuestro planeta.
 
Podríamos seguir dando cifras, creo que no es necesario, lo vemos, lo sentimos, lo observamos todos los días, y está llegando también a nuestros hogares la evidencia de que vamos por un mal camino, y que llegó el tiempo de corregir el rumbo, recuperar el tiempo perdido y cambiar la historia.
 
Por eso la realización, en diciembre de este año, en nuestro país, de la COP25 es tan importante, porque es el encuentro de mayor importancia y con mayor capacidad de tomar decisiones que tenemos en la humanidad, para hacernos cargo de este problema.
 
Es una extraordinaria oportunidad que, sin duda, no podemos desperdiciar. Y por esa razón, tenemos que hacernos cargo de la enorme responsabilidad y la tremenda evidencia de que el tiempo se nos está acabando. Hay algunos que piensan que el tiempo ya se nos acabó: yo creo que estamos a tiempo de cambiar el curso de la historia, porque en materia de protección del medio ambiente, el tiempo no es nuestro aliado. Sin duda, es nuestro adversario y nos está permanentemente apremiando.
 
Y por eso, yo estoy seguro que la verdadera evaluación de nuestra generación, que la van a ser -como lo hacen siempre- nuestros hijos y nuestros nietos, va a ser como nuestra generación se hizo cargo de este tremendo desafío, y logró salvar a la raza humana en el planeta Tierra.
 
En sólo 8 meses más, yo sé que otros países han tenido años para preparar una COP, nosotros lo haremos con un mayor sentido de urgencia, tendremos en Chile una Cumbre que va a reunir a 195 países, probablemente entre 20 y 25 mil personas, que van a reunirse precisamente para no seguir haciendo el diagnóstico, porque los informes del Comité de Expertos Internacionales de Naciones Unidas -que ya son 6- lo han dicho con claridad, sino que para tomar acción.
 
Y aquí van a participar los gobiernos, las ONG, las organizaciones de la sociedad civil y aquellas que están dedicadas a la protección del medio ambiente, los medios de prensa, toda la comunidad.
 
Chile ganó merecidamente su derecho a ser la sede de la COP25. Yo siento honestamente que es un justo reconocimiento al compromiso, a la voluntad que ha demostrado Chile en esta materia. Chile no ha sido un espectador indiferente; todo lo contrario, ha sido siempre un actor atento y comprometido en esta lucha por el cambio climático.
 
En las últimas tres décadas, cada uno de los 7 Gobiernos desde que recuperamos nuestra democracia, aun teniendo distintos signos ideológicos, han comprendido y han asumido su responsabilidad, demostrando que, en esta materia, tenemos una política genuina y verdaderamente de Estado, que es cuidar nuestra naturaleza, cuidar nuestro medio ambiente, cuidar nuestro país, cuidar nuestro planeta, que es la mejor forma de demostrarles a nuestros hijos y a nuestros nietos el amor, el respeto y el cuidado que sentimos hacia ellos.
 
Hace algún tiempo, en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente, se fijaron las primeras alertas y los primeros planes de acción. Eso, sin duda, fue tardío, porque a esta altura ya los signos era más que evidentes, pero más vale tarde que nunca. Y a partir de ese instante, empezó a desarrollarse una conciencia que se ha ido materializando en las distintas Cumbres sobre el Cambio Climático. Desgraciadamente en algunas ha habido avances y en otras hemos experimentado estruendosos fracasos.
 
Por eso es tan importante en esta COP25, que tendremos en Santiago, dar un salto adelante, como significó la Cumbre de Río, la Declaración de Río sobre la Cumbre del planeta Tierra, en la cual yo tuve el privilegio, la oportunidad participar, eran los tiempos el Presidente Aylwin. Se fijó un plan de acción, una ruta a recorrer.
 
El Presidente Aylwin después de esa Cumbre, creó la Comisión Nacional del Medio Ambiente, que hasta entonces simplemente no existía. A partir de entonces, cada uno de los Gobiernos ha ido aportando, ha ido fortaleciendo nuestra institucionalidad, para hacernos cargo: así lo hizo el Presidente Frei, el Presidente Lagos, la Presidenta Bachelet. Y ahora nos toca a nosotros continuar con ese legado y con esa responsabilidad.
 
A nuestro Gobierno le tocó la responsabilidad de implementar la nueva institucionalidad ambiental, en nuevo Ministerio de Medio Ambiente, la Superintendencia, los Tribunales Ambientales. Estamos trabajando en la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Estamos trabajando en la transformación de CONAF, que no da abasto, en un nuevo servicio denominado SERNAFOR.
 
Estamos avanzando en muchos campos y en muchos terrenos para continuar una obra que, sin duda, tiene que ser continuada.
 
Por esa razón, yo leía un cartel que mencionaba un niño que decía “No queremos medio ambiente, queremos ambiente completo, entero”.  
 
Por eso, nuestra responsabilidad con los niños es reconocer que nuestro mundo, nuestros bosques, nuestros mares, nuestros océanos, no son una herencia que recibimos de nuestros padres y de la cual podemos disponer de acuerdo a nuestra voluntad. Es un préstamo que hemos recibido de nuestros hijos y de nuestros nietos, y de los que vendrán. Y tenemos la obligación de devolvérselos mejorado.
 
Por eso, este Consejo Asesor Presidencial que acabamos de presentar, con el cual ya nos reunimos para establecer la ruta del trabajo que tenemos que hacer es, sin duda, un gran aporte que refleja un compromiso que va más allá de ideas políticas, que cruza sectores en que hay políticos, científicos, alcaldes, miembros de la sociedad civil, de las ONG y, por supuesto, todos con un solo norte y con una sola misión.
 
Desde ese punto de vista, ¿por qué Chile decidió asumir un difícil y complejo desafío, cuando hace unos pocos meses, se nos pidió ser la sede de la COP25, que inicialmente la iba a organizar Brasil? Porque sentimos que era nuestra obligación y que era nuestro deber.
 
En primer lugar, porque esta Cumbre va a ser una gran oportunidad para que Chile y el mundo entero tomen verdadera conciencia de que el tiempo se está agotando, y que cada día las metas se hacen más urgentes y requieren más ambición y más exigibilidad.
 
Y por esa razón, llegó el tiempo de la acción.
 
Se requiere, de los gobiernos, una voluntad mucho más firme, mucho más comprometida para poder enfrentar este desafío. y vemos signos de debilidad: hay países que se retiran de los acuerdos de la COP, hay países que no asumen compromisos verdaderamente exigentes, hay otros que los asumen y no los cumplen. Eso es lo que tenemos que cambiar.
 
Queremos que esta Cumbre sea una oportunidad para que Chile pueda mostrar y fortalecer el liderazgo internacional que se requiere para construir los acuerdos que el mundo necesita, y para avanzar hacia metas mucho más ambiciosas, que las que se comprometieron en la COP de París, y con mecanismos que las hagan más exigibles que los que se crearon en la COP de París.
 
Y, por lo tanto, sabemos, y lo sabemos desde hace ya bastante tiempo, que los compromisos que se han adquirido hasta ahora, no se están cumpliendo, y que además no son suficientes. Y, en consecuencia, estamos muy lejos de cumplir el objetivo de la COP, que era reducir el aumento de la temperatura, hacia fines de este siglo, a no más de un grado y medio. Tal cómo vamos, van a ser 2 o 3 grados. Piensen ustedes que aumentar a 2 o 3 grados la temperatura de un ser humano, con 37 grados estamos bien, con 40 grados estamos muy enfermos. Eso es lo que le está pasando al planeta y, por eso, estamos viendo fenómenos que nunca antes habíamos visto, que son fenómenos que muestran como esta alza de la temperatura está matando el alma de nuestro planeta. Ésa es una razón muy importante de por qué asumimos este desafío.
 
Pero hay otras razones, queremos que esta Cumbre, también, sea una oportunidad para que Chile pueda mostrarle al mundo entero cómo ha asumido este compromiso, y cómo lo está haciendo, no solamente con intenciones y palabras, sino que con hechos y con resultados.
 
Por eso, en esta COP25 que celebraremos en nuestro país, además de lograr acuerdos sobre metas más ambiciosas y exigibles, además de incorporar instrumentos más eficientes para lograr los objetivos -cosa que no se logró en Katowice, en Polonia- queremos incorporar dos temas fundamentales, que es el tema de proteger la Antártica. El continente blanco, el continente de la paz, el continente del futuro, es un continente que tiene 15 millones de kilómetros cuadrados; es muy distinto al Ártico que, por lo demás, es mucho más pequeño y no tiene territorio, está flotando sobre el agua.
 
Y, también, queremos incorporar el cuidado de los océanos. Y en esto Chile tiene una trayectoria que mostrar. El 40% de las aguas que están bajo dominio de nuestro país, están protegidas, y eso es una tremenda contribución, porque los océanos capturan hasta ahora el 80% de los gases de efecto invernadero. Hasta hace poco, lo transformaban en una materia inerte y, por tanto, la absorción era definitiva; hoy día la evidencia muestra que el alza de la temperatura y la acidificación de los océanos le está haciendo perder esa capacidad de absorción, y muchos de esos gases de efecto invernadero están volviendo a la atmósfera y vuelta a agravar el problema.
 
¿Qué estamos haciendo en Chile? Estamos trabajando con un sentido de urgencia y con un sentido de ambición muy grande. Primero, en avanzar hacia la descarbonización de nuestra matriz energética, en Chile no se va a construir ninguna central termoeléctrica a carbón más, la última que se quiso construir se llamaba Barrancones y no se construyó, y no me arrepiento.
 
Pero, además de eso, estamos acordando con las empresas un plan para el cierre de las termoeléctricas a carbón que aún existen, para que Chile realmente pueda tener una matriz de generación eléctrica sin carbón. Y lo vamos a lograr con la colaboración del sector privado y quiero decirlo que en esta materia hemos encontrado una actitud de comprensión y de colaboración de todos los sectores, y eso me llena de orgullo como Presidente de todos los chilenos.
 
Además de eso, vamos a reemplazar esas energías, que hoy día representan el 40% de nuestra matriz energética, son termoeléctricas, las vamos a reemplazar con energías limpias, renovables, que son las energías del futuro: la energía del sol, la energía del viento, la geotermia, la energía del mar. De hecho, hoy día, el 93% de los proyectos de inversión en energía son proyectos de energías renovables y limpias.
 
Y ya, hoy día, hemos logrado duplicar la participación de estas energías en nuestra matriz del 10 al 20% en un período muy corto de tiempo, lo cual muestra que nos hemos tomado en serio este desafío. Y quiero recordar que la generación de energía es la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero, que son los que provocan el calentamiento global y el cambio climático.
 
Pero, además de eso, hoy día tenemos 28 centrales a carbón que suman -como les decía- 5.500 mega watts de capacidad de generación, lo cual representa el 40% de nuestra matriz. Muy pronto vamos a anunciar públicamente los resultados de los acuerdos que hemos logrado con las empresas para avanzar a pie firme, y con un sentido de urgencia, hacia descarbonizar nuestra matriz energética.
 
El año que recién terminó Chile alcanzó la participación de las energías limpias y renovables más altas en la historia de nuestra matriz energética; 20% sin considerar las grandes hidroeléctricas. Y, aquí, sin perjuicio que hay que cuidar el medio ambiente y respetar las comunidades, un país como Chile, que tiene esa maravillosa cordillera, esa majestuosa cordillera y ese Océano Pacífico, y que están cerca y, por tanto, hay grandes desniveles, no puede renunciar a utilizar inteligentemente la energía del agua, que es la energía que Dios y la naturaleza nos han concedido.
 
Pero, también, estamos innovando en utilizar la biomasa, la geotermia, la hidroelectricidad de pequeña escala y, por tanto, esperamos que vamos a alcanzar una participación de las energías renovables en nuestra matriz, cercana al 70% hacia el año 2030, lo cual nos va a poner en un liderazgo absoluto entre los países del mundo.
 
Estamos trabajando, también, porque no hay energía más limpia que la que no se despilfarra y, por tanto, estamos trabajando en el proyecto de Ley de Eficiencia Energética, que está en primer trámite constitucional en la Comisión de Minería y Energía del Senado, y aprovecho la presencia del Senador Quintana, presidente del Senado para que nos ayuden a apurar la tramitación de ese proyecto, que busca hacer más eficiente el uso de la energía.
 
Chile es dueño de una enorme riqueza natural, fuimos pobres en las energías del pasado, no teníamos petróleo, no teníamos carbón. Somos inmensamente ricos en las energías del futuro: los desiertos con mayor radiación del mundo están en nuestro país, las zonas con mayor potencial de energía eólica están en nuestro país, el ser los depositarios de casi el 25% de los volcanes activos del mundo nos genera un tremendo potencial de energía geotérmica. Y, por tanto, las energías del futuro, el tener más de 5 mil kilómetros de costa es un potencial inmenso para el uso de la energía mareomotriz.
 
Y, por tanto, tenemos, y gracias a Dios, un potencial maravilloso que no solamente lo estamos mirando, lo estamos comprendiendo mejor, estudiando mejor y aprovechando mejor.
 
Pero, además de eso, hemos llegado ya a un acuerdo para poder utilizar gas argentino. Ya estamos importando 10 millones de metros cúbicos de gas argentino al día, estamos avanzando en un acuerdo con Argentina para dar más certeza jurídica y para multiplicar por 4 ese abastecimiento de gas, porque va a ser un gas que va a estar disponible, como excedente, en Vaca Muerta, y que nos va a permitir reemplazar el carbón y el diésel, especialmente, en las ciudades del sur, que en esta época del año van a empezar a sufrir las consecuencias de la contaminación atmosférica a nivel de ciudades como Temuco, como Coyhaique, como Osorno y muchas más.
 
Hoy, también, tenemos la posibilidad de avanzar en otros frentes. Por eso, por ejemplo, el Acuerdo de París que asumió Chile voluntariamente, porque son compromisos voluntarios, pero que son compromisos exigibles. El compromiso que hizo Chile en París fue reducir en un 30% la emisión de gases de efecto invernadero por unidad de producto hacia el año 2030. Quiero decir que estamos estudiando para poder hacer más ambicioso ese compromiso de Chile y, probablemente, vamos a anunciar en la COP25 que Chile anticipa el compromiso de esa meta para dar un ejemplo con la acción y con el testimonio al resto de los países del mundo.
 
Una gran ayuda para cumplir nuestra meta es la gran situación y predisposición de nuestra naturaleza para poder albergar a los bosques de nuestro país. Chile es de los pocos países del mundo donde la superficie de bosques, en lugar de estar reduciéndose, 129 millones de kilómetros cuadrados -como lo dije hace un momento atrás- en Chile se está expandiendo. Y ésa es una tremenda fuente para capturar el CO2, para capturar los gases de efecto invernadero, porque lo que importa es el balance neto, cuánto emitimos, cuánto capturamos.
 
Cuando quemamos combustibles fósiles, transformamos oxígeno en CO2. La naturaleza hace justamente lo contrario, transforma CO2 en oxígeno y nos ayuda a recuperar el equilibrio. Y, por esa razón, el que Chile esté ampliando su masa de bosques es otra forma de contribuir a un país más hermoso, pero, también, a un planeta con mayor capacidad de sobrevivencia.
 
De hecho, esto que está ocurriendo nos va a permitir, y ésta es otra cosa que estamos trabajando para poder plantearla, porque no basta con decir vamos a reducir el aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, tenemos que decir cuándo vamos a llegar un peak, y cuándo vamos a llegar a la gran meta que es ser un país carbono neutral; es decir, que en neto no emite gases de efecto invernadero. Y nosotros creemos que, si implementamos todas las medidas que hemos planteado, la descarbonización de la matriz, el uso más eficiente de la energía y vamos a hablar inmediatamente la electromovilidad, Chile podría llegar, en la cuarta década de este siglo, a ser unos de los pocos países y de los primeros países del mundo en decir que somos un país carbono neutral, y que en neto emitimos cero gases de efecto invernadero.
 
Y para eso la electromovilidad, en la cual hemos avanzado enormemente. Y ésa fue la razón por la cual decidimos postergar la licitación que estaba preparada para haberse realizado en los primeros días de que asumimos como Gobierno, porque era la oportunidad de dar un gran cambio tecnológico, un gran salto adelante, no solamente renovar más de lo mismo. Mejorar la calidad del transporte público introduciendo buses mucho más seguros, más cómodos, con aire acondicionado, con Wifi, con puertos para cargar los distintos dispositivos, sino que, también, para hacer un gran aporte a la protección del medio ambiente.
 
Hoy día Chile, después de China, es el país que tiene más buses eléctricos circulando por sus calles en el mundo y, de hecho, eso es a lo que apunta el proyecto de reemplazar el Transantiago por un nuevo sistema de transporte, el transporte Tercer Milenio, que ya está avanzando y que ya está en marcha, y que dimos a conocer hace un tiempo atrás.
 
Ya tenemos 693 buses que, prácticamente, no contaminan; eléctricos o con la norma Euro-6 y hacia el término de nuestro Gobierno esperamos que el 80% de los buses que circulan por la ciudad de Santiago sean buses no contaminantes, la inmensa mayoría de ellos eléctricos, porque vamos a reemplazar, prácticamente, la totalidad de los buses que circulan por nuestra capital, porque están llegando ya a su etapa de obsolescencia.
 
Y quiero decirlo, que no nos hemos olvidado las regiones y que el Plan Transporte Tercer Milenio va a llegar a todas las regiones de Chile. Ya este año vamos a empezar con varias regiones a introducir los buses eléctricos que no contaminan y que, además, como ustedes los han visto, tienen una serie de otras ventajas en términos de certeza, seguridad, comodidad, servicios, y eso va a transformarse en un gran aporte a mejorar la calidad de vida de nuestros compatriotas.
 
Finalmente, vamos a presentar próximamente un proyecto de ley que nos va a permitir -como lo anunció la Ministra del Medio Ambiente- tener una Ley Marco del Cambio Climático. Ya presentamos el proyecto de Ley de Delitos Ambientales, que Chile no tenía, que obliga a las empresas a hacer un diagnóstico de sus vulnerabilidades, tal como lo hicimos después del rescate los mineros en esa mina de San José, que les pedimos a las empresas que tuvieran un diagnóstico, dónde están los riesgos laborales y de seguridad para sus trabajadores y qué están haciendo para reducirlos o eliminarlos, y que surtió un efecto muy significativo en la caída en el número de accidentes y muertes en el mundo del trabajo.
 
Vamos a hacer lo mismo en materia medioambiental, exigiendo a las empresas que tengan un diagnóstico de sus riesgos y un plan de acción para enfrentarlos y minimizarlos.
 
Esto unido al proyecto de Ley Marco del Medio Ambiente y unido, también, a lo que hicimos hace un año atrás, cuando prohibimos el uso de bolsas plásticas en establecimientos comerciales, por una razón muy simple: una bolsa plástica toma un segundo en producirse, se utiliza en promedio 15 minutos, entre el supermercado y la casa, y después se demora 400 años en biodegradarse; es decir, por utilizarla 15 minutos tenemos que soportar 400 años de contaminación, de suciedad de nuestras ciudades, de nuestros campos, de nuestras playas como lo vemos todos los días con nuestros propios ojos.
 
Y, por tanto, ustedes ven el plan de acción es un plan robusto y que estamos implementando con mucha urgencia.
 
Hace unas semanas atrás, presentamos el Plan Nacional de Protección de Humedales, para poder detener la rápida y peligrosa pérdida, y degradación que ha estado ocurriendo en nuestro país de los humedales, que son ecosistemas para permitir una rica biodiversidad y que, además, son un elemento vital para la vida de muchas especies. Y de esta forma, iniciamos un plan que nos permite proteger a los humedales de nuestro país.
 
A esto tenemos que sumar un montón de iniciativas que por razones de tiempo las pueden ver, los que estén interesados, en nuestra página web.
 
Porque quiero terminar diciendo con mucha claridad: Chile se ha tomado en serio la responsabilidad que tiene consigo mismo, con nuestro país, con nuestra naturaleza y con nuestros niños, y con los que vendrán después de ellos.
 
Y, por esa razón, esta Cumbre COP25 es, sin duda, una gran oportunidad para contribuir a que el mundo entero tome la conciencia que aún no ha tomado en esta materia, y que podamos cambiar el curso de la historia, y que podamos detener esta carrera demencial hacia un verdadero “suicidio colectivo”, como decía el Papa Francisco.
 
Porque es muy importante que tomemos conciencia que nuestra obligación como generación es legarles a nuestros hijos un país mejor, con menos contaminación, con aire más puro, con un mar más limpio, con un cielo más azulado, con bosques y con arroyos cristalinos como los hemos conocido nosotros, para que sea realmente una generación, nuestra generación que se comprometió con entregarles a nuestros hijos un mundo mejor, que el que recibimos de nuestros padres.
 
Ésa es nuestra tarea y yo estoy seguro que interpreto a todos mis compatriotas y reflejo el compromiso de todos nuestros compatriotas en decirle a Chile y al mundo entero, que en esta materia los chilenos no vamos a fallar.
 
Muchas gracias.