Presidente Piñera promulga Ley de Identidad de Género

28 NOV 2018
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, junto al Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Hernán Larraín, promulga la Ley de Identidad de Género.

Muy buenos días:
 
Damos una cariñosa bienvenida a Pablo, a Félix, a sus familias y a las distintas organizaciones, porque yo sé que muchas chilenas y chilenos han luchado, mucho tiempo, por poder tener un proyecto de Ley de Identidad de Género.
 
Quiero partir afirmando lo más importante, que son los principios, los valores en los cuales uno cree firmemente, y este Presidente, nuestro Gobierno, cree firmemente en que todas las personas somos iguales, todas las personas somos iguales en dignidad, en derechos, en deberes.
 
Y, en consecuencia, también creemos que todas las personas, con su libertad, con su creatividad, son los verdaderos motores de una mejor sociedad y deben ser los arquitectos de sus propias vidas. Y eso es un concepto de libertad que reconoce la dignidad de todos los seres humanos.
 
Y por eso, al promulgar esta Ley de Identidad de Género, estamos dando un paso adelante en la dirección de no solamente ir saldando una deuda de una sociedad con demasiados prejuicios, con demasiada discriminación, que es poco humanitaria, que es poco respetuosa, sino que también estamos enfrentando nuestro compromiso con la dignidad humana y nuestra obligación moral con quienes durante mucho tiempo han sido injustamente discriminados.
 
Después de una larga discusión, de más de 5 años en el Congreso, a partir de hoy esta Ley establece una nueva institucionalidad.
 
En primer lugar, los mayores de edad, que tienen plena autonomía de voluntad, van a poder realizar el cambio de sexo registral, de acuerdo a su propia voluntad, de acuerdo a su propia libertad.
 
Las personas entre 14 y 18 años también lo van a poder hacer, y la Ley establece que requieren el consentimiento de sus padres y concurrir ante un Juez de Familia.
 
Y, en tercer lugar, los menores de edad, si bien hasta los 14 años no podrán hacer el cambio de sexo registral, sí son reconocidos en su condición de trans, y el Estado los va a acompañar en todas las instancias, en la escuela, en el acceso a la salud, en todo aquello que requieran el acompañamiento del Estado, para poder acompañarlos, junto a sus padres, junto a sus familias, en esa etapa tan importante de sus vidas.
 
Yo quiero también plantear con mucha fuerza y claridad que, sin duda, esta Ley va a permitir dejar atrás muchas experiencias dolorosas, discriminatorias -hemos escuchado algunas esta mañana- pero que no es la solución definitiva, porque esto requiere un cambio cultural, que tiene que ser en el alma, en el corazón de todos los chilenos, y aprender a respetarnos más, a querernos más, a reconocer nuestra diversidad y, sobre todo, a reconocer y respetar la igualdad de dignidad que tenemos todos los seres humanos, todos los seres humanos.
 
Nuestra Constitución, en su Artículo 1º, dice que “las personas -y yo agrego, todas las personas- nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Y ése es un marco inspirador de esta Ley de Identidad de Género. 
 
Muchas personas, durante mucho tiempo, lucharon e hicieron aportes para que este proyecto de Ley de Identidad de Género pueda hoy día ver la luz del Sol. Y hemos actuado -y en el Gobierno ha sido una preocupación permanente- escuchando, pero también con responsabilidad, con prudencia y con sensibilidad.
 
Porque éstos son temas complejos. Yo estoy perfectamente consciente que hay opiniones diversas, que a veces se enfrentan en forma demasiado tajante, pero un Presidente de la República tiene que hacer lo que cree que es bueno para la sociedad y, sobre todo, interpretar de buena fe la Constitución.
 
Y para mí, dar un paso adelante en lo que dice la Constitución, que todos somos iguales y repito, todos iguales en dignidad, nacemos iguales en dignidad, en derechos y deberes, es una guía, un faro inspirador de todo lo que hacemos en nuestro Gobierno.
 
En Chile y en el mundo entero, existen personas cuya identidad de género, que es lo que sienten íntimamente en su corazón, en su alma respecto a su propia identidad, no coincide con lo que puede haber sido la identidad biológica y que está registrada en el Registro Civil.
 
Y por eso, el reconocimiento y la protección de los derechos, dignidades de todas las personas, no es un problema de naturaleza político-partidista, yo creo que es reconocer una realidad humana y aplicar de buena fe los principios que establece la Constitución de igualdad, de dignidad, derechos y deberes.
 
Y por esa razón, yo estoy absolutamente convencido, además por mis creencias religiosas, que todos, todos tenemos la misma dignidad y, en consecuencia, debemos tener los mismos derechos, los mismos deberes y ojalá también las mismas oportunidades.
 
Y si no somos capaces de respetarnos los unos a los otros, con nuestras coincidencias y con nuestras diferencias, porque al fin y al cabo la diversidad es parte de la riqueza de nuestra sociedad, entonces va a ser muy difícil avanzar hacia una verdadera sociedad, más justa, más integrada y, sobre todo, más humana y más respetuosa de cada uno de los seres que la componemos.
 
Y es por esa razón que quiero invitarlos a todos ustedes a ser protagonistas y a mirar el futuro con optimismo. Porque, sin duda, nuestra sociedad ha avanzado mucho, si comparamos lo que es el Chile de hoy en materia de respeto a la dignidad, a la diversidad, con lo que era el Chile de hace décadas, hemos avanzado mucho, pero todavía nos queda mucho por avanzar.
 
Y yo siento que Chile como país se ha transformado en un ejemplo, al menos en América Latina, de desarrollo económico, de desarrollo humano, así lo reconocen todos los organismos internacionales, pero también queremos ser un ejemplo en materia de respeto a la dignidad, a la diversidad de todos y cada uno de los seres humanos.
 
Y por esa razón que, sin perjuicio de estar muy consciente de las discusiones, las polémicas que existieron en el transcurso del debate de esta Ley, como Presidente de Chile tengo la plena convicción de que estamos dando un paso en la dirección correcta, un paso adelante para ser una sociedad más justa, más integrada, más respetuosa y que reconozca no solamente en la Constitución, sino que también en la vida diaria, que todos somos iguales en dignidad, en derechos y en deberes.
 
Muchas gracias.