Presidente Piñera participa de “Fraternitas Republicana"

9 SEP 2019
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S.E. el Presidente de la República, Sebastián Piñera, participa de “Fraternitas Republicana”, ceremonia que conmemora la independencia nacional organizada por la Gran Logia de Chile y la Gran Logia Femenina de Chile.

Muy buenas tardes:
 
Señor Presidente de la Cámara de Diputados, señor Vicepresidente del Senado, señor Presidente de la Corte Suprema, señor Contralor General de la República, señores Ministros, señoras Ministras, honorables Diputados y Senadores, queridos y queridas amigas:
 
Estamos en el mes de septiembre, el mes de la Patria, el mes de la primavera, un mes en que los días son más luminosos y más inspiradores y, en consecuencia, un buen mes para hacer una reflexión sobre los caminos que está recorriendo nuestra Patria.
 
Fray Camilo Henríquez nos invitó a asumir esta audacia de ser libres, y es bueno preguntarnos ¿qué estamos haciendo con nuestra libertad?
 
Hace casi 30 años, en los albores de la recuperación de nuestra democracia, el Presidente Patricio Aylwin dijo: “un nuevo espíritu impera en la convivencia nacional, al clima de confrontación, descalificaciones y violencia que prevaleció en nuestra patria por tanto tiempo, ha sucedido un ambiente de paz, de respeto a las personas, de debate civilizado y de búsqueda de acuerdos”.
 
Yo pienso que esas palabras del Presidente Aylwin tan esperanzadoras, tenemos que recordarlas hoy día más que nunca, porque todos somos testigos cómo nuestra convivencia cívica, la calidad de nuestra democracia, la calidad de nuestras instituciones, la calidad de la forma en que nos relacionamos y hacemos políticas públicas se ha estado deteriorando.
 
Es verdad que esto es un fenómeno que muchos ubican a nivel mundial, pero nosotros estamos en Chile y tenemos la responsabilidad de hacernos cargo y recuperar ese espíritu que en forma tan elocuente nos recordó hace 30 años el Presidente Aylwin.
 
Nuestra historia está llena de lecciones que nos muestran que cada vez que se deteriora la amistad cívica y avanza la confrontación y la división, cada vez que se acaba el respeto y avanzan las descalificaciones, cada vez que se debilita el diálogo y es reemplazado por la violencia y cada vez que perdemos la capacidad de dialogar de buena voluntad y de buena fe y lo reemplazamos por la demagogia, el populismo, las falsedades, nuestro país se ha perdido, ha perdido el rumbo, ha perdido el norte.
 
Y por eso ningún país está inmune a perder ese rumbo y ese norte.
 
Y por eso creo que, además, a ese cuadro a veces aparecen también voces muy pesimistas, verdaderos agoreros del Apocalipsis. Es verdad que la marcha de los países nunca ha sido fácil. La historia de Chile, la colonia más pobre de España en América Latina, que logró transformarse en el país con mayor grado de desarrollo económico, político y social, ha sido una historia llena de dificultades.
 
El alma, el temple de los chilenos se ha forjado en la adversidad, es ahí cuando salen a relucir los mejores valores y virtudes del pueblo chileno.
 
Por eso creemos que es muy importante tomar conciencia de que tenemos la responsabilidad de recuperar ese norte, recuperar ese rumbo. A eso apuntó la propuesta que hice en la Cuenta Pública como Presidente de Chile, a hacer un esfuerzo conjunto de diálogo, de colaboración, de buena voluntad, con un espíritu crítico constructivo para fortalecer nuestras instituciones, para mejorar la calidad de la política, para mejorar la sana y necesaria convivencia que debe haber entre hombres y mujeres libres, que naturalmente tenemos pensamientos distintos.
 
¡Viva la diferencia en la medida en que seamos capaces de orientar esa diferencia dentro de un marco que nos una y que nos conduzca al bien común!
 
Por esa razón, es muy importante recordar otros tiempos en que también hubo nubes de pesimismo. Recuerdo muy bien cuando un chileno ilustre, que fue Gran Maestro de esta Gran Logia dijo -refiriéndose a la situación del país para el Centenario- “¿qué ataja el poderoso vuelo que había adquirido la República?”. Y hacia un diagnóstico muy pesimista, pero, al mismo tiempo, muy necesario de la situación que afectaba a Chile en esa época.
 
Y por eso las palabras de Mac Iver, que está en el corazón de lo que ha sido el pensamiento crítico en nuestro país, nos deben llevar a levantar nuestra vista hacia el futuro, a reforzar la confianza en nosotros mismos, a tener más fe en nuestro propio país.
 
Y para que esa confianza no sea defraudada, es muy importante recordar otras palabras inspiradoras, como las que dijo Gabriela Mistral cuando nos decía que “en la paz más absoluta la suerte de la Patria se sigue jugando. En cada escuela, en cada despacho, en cada hospital, en cada obra que se edifica teniendo presente esta verdad en el corazón y en el pensamiento, podremos engrandecer nuestros actos, engrandecer nuestras vidas y construir una Patria más justa, más libre y más solidaria para todos”.
 
En otras palabras, necesitamos que vuelvan a soplar esos vientos de patriotismo que siempre nos han iluminado e inspirado en los momentos en que nuestro país enfrenta grandes desafíos y grandes encrucijadas.
 
Desde ese punto de vista es muy inspirador lo que hemos escuchado, las palabras del Gran Maestro y de la Gran Maestra y las palabras de 6 personas que ilustraron, con mucha elocuencia, valores tan importantes como la libertad, la igualdad, la fraternidad, la tolerancia, la patria y la caridad.
 
Yo creo que en el corazón de la Masonería han estado siempre esos valores inspiradores, pero hay algo más que yo siempre destaco y que creo que constituye parte del gran aporte y de gran legado que la Masonería ha significado para nuestro país.
 
Porque, además de esas virtudes, la Masonería siempre ha tenido un fuerte sentido de lo público, entiende que cada uno es un proyecto personal, pero que no se agota en ese proyecto personal, que somos parte de una comunidad, de una nación y que nos debemos a ella. Y por eso ese espíritu republicano que ha inspirado a las acciones de la Masonería desde los Padres de la Patria hasta los días presentes, es algo que yo siempre destaco, reconozco, valoro y agradezco.
 
Pero también ese compromiso permanente con la razón, con la ilustración, con el conocimiento, con la educación de aprovechar el hecho que somos criaturas inteligentes para conducir nuestras vidas y para conducir también nuestros proyectos compartidos. Yo creo que eso es lo que explica por qué tantas contribuciones desde los Padres de la Patria, como el caso de O’Higgins y Carrera, también muchos otros como Los Héroes de la Concepción, como el Teniente Merino y como el Presidente Pedro Aguirre Cerda fueron fieles herederos y representantes de esos valores y ese espíritu.
 
¿Qué significa ser patriota? Recién escuchábamos una explicación del patriotismo. El patriotismo es algo difícil de explicar, pero es un sentimiento que uno fácilmente puede sentir. Es como el amor, cuesta definir exactamente qué es el amor, pero uno se da cuenta inmediatamente cuando está enamorado o cuando no está enamorado.
 
Lo mismo pasa con el patriotismo: uno podría definirlo de mil maneras. Patria es el lugar que amamos, es el lugar donde queremos vivir, es el lugar donde queremos desarrollar y dejar huellas, es el lugar donde queremos ser recordados, es el lugar donde queremos que vivan nuestros hijos, nuestros nietos y los que vendrán. Ésa es la Patria.
 
Pero la Patria también es una misión a cumplir, no se queda en un concepto estático o del pasado, tiene mucho que ver con el futuro. Por eso un verdadero patriota siempre está pensando cuáles son los caminos que queremos recorrer para que nuestra Patria sea esa Patria acogedora, amable y cariñosa que es capaz de abrazar a todos sus hijos.
 
 
Por esa razón, yo estoy convencido que quienes han querido deformar el verdadero sentido de la palabra patriotismo, pensando que es un odio a lo extranjero, un odio a lo diferente, están tergiversando ese sentido, porque el patriotismo nunca nace del odio, ni del egoísmo; nace precisamente del amor, del compromiso.
 
Por esa razón, uno debiera preguntarse, ¿cuál es la misión que nos corresponde a nosotros cumplir? Por supuesto que tenemos que reconocer que no somos seres aislados, que cada uno viva su propia vida al margen de lo que es la vida de los demás y la vida en sociedad. Significa reconocer que, después de Dios, está la familia, está la Patria como valores supremos.
 
Pero ¿cuál es la misión a cumplir?
 
Yo creo que toda generación tiene una misión a cumplir. Los Padres de la Patria Bernardo O'Higgins, José Miguel Carrera, Manuel Rodríguez y tanto más sabían cuál era su misión: conquistar la libertad, regalarnos la Independencia, permitirnos -como decía Camilo Henríquez- la audacia de ser un pueblo libre. Y cumplieron con su misión, sacrificando sus vidas, sacrificando sus proyectos personales y por eso son, hasta el día de hoy, figuras que iluminan e inspiran los caminos y los recorridos de nuestra Patria.
 
La generación que nos antecedió también tuvo clara cuál era su misión: recuperar nuestra democracia, recuperar el respeto a los derechos humanos en todo tiempo, lugar y circunstancia; recuperar una sana amistad cívica, donde el hecho de pensar distinto nos puede transformar en adversarios, pero jamás en enemigos a eliminarnos mutuamente. Ésa fue la misión que cumplió una generación que nos antecedió.
 
¿Cuál es nuestra misión? La misión de nuestra generación, la generación del Bicentenario, yo creo que es lograr derrotar la pobreza, conquistar el desarrollo, crear una sociedad que les garantice a todos sus hijos el derecho a poder desarrollar en plenitud los talentos y que les asegure a todos sus hijos también el derecho a una vida con dignidad para que todos podamos ir construyendo nuestros propios proyectos y lograr tener una vida más plena y más feliz junto a nuestros seres queridos.
 
Ésa es la misión de nuestra generación y ése fue el gran proyecto, la gran promesa que iluminó e inspiró la campaña presidencial que nos permitió lograr ganar democráticamente, por segunda vez, el privilegio y la responsabilidad de conducir los destinos de nuestro país.

Es cierto que éste no es un camino fácil, la mejor prueba de ello es que se cuentan con los dedos de una mano los países que en las últimas seis décadas han logrado recorrer ese camino. Se habla mucho de “la trampa de los países de ingreso medio”, “de la travesía por el desierto”, pero nada impide que Chile pueda lograr dar ese gran salto adelante, dejar atrás la pobreza, derrotar el subdesarrollo y darles a nuestros compatriotas y ciudadanos la oportunidad de vivir en un país libre, justo próspero, grande, que respete las diferencias, pero que nunca olvide que lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa.
 
Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer, reconocer y apreciar el enorme aporte que la Masonería ha realizado en nuestro país en innumerables campos, en todos los tiempos, con una generosidad y una versatilidad que realmente la caracterizan. Partiendo por Los Patriotas o los Padres de la Patria, pero siguiendo también con personajes como Benjamín Vicuña Mackenna, los hermanos Amunategui, Francisco Bilbao, Jose Victorino Lastarria, Patricio Lynch, Pedro Lagos, Manuel Matta, Pedro León Gallo, José Francisco Vergara, José Manuel Balmaceda, Valentín Letelier, Humberto Molina, Juan Gómez Milla, Juvenal Hernández y podríamos seguir. Es fecundo el aporte y el legado que ha hecho la Masonería a nuestro país, porque se inspira en valores que son los que permiten a los seres humanos dejar esas huellas indelebles, para mejorar la calidad de vida y para legarnos una mejor Patria.
 
Quiero recordar también a muchos, como el ejemplo de Germán Tenderini, ¿qué hace que un hombre con familia arriesgue su vida por salvar la vida de otros que ni siquiera conocía, sino que estos valores que están en el alma y en el corazón de la Masonería?
 
Por esa razón, yo estoy convencido de que la Masonería es una institución fecunda. La Biblia dice “por sus frutos los conoceréis” y yo siento que la Masonería ha dado frutos fecundos y eso es una buena forma de poder evaluar el valor, el temple, la calidad de una institución.
 
Fueron muchos, muchos los aportes que ha hecho la Masonería a lo largo de nuestros tiempos. Podría seguir dando ejemplos, cada uno de ellos significativo, valioso, memorable, pero por razones de tiempo solamente quiero decir que, como Presidente de Chile, yo siento un profundo aprecio, gratitud y reconocimiento por el aporte que hacen los masones y las masonas en nuestro país.
 
Quiero también aprovechar de reafirmar un compromiso que yo sé que está en el alma de la Masonería y así lo dijo en alguna oportunidad un Presidente, Pedro Aguirre Cerda, cuando dijo “gobernar es educar”. Ahí está la madre de todas las batallas, ahí se juega de verdad el futuro de nuestro país.
 
Hemos discutido tantas cosas respecto de la educación: cómo se financia, cómo se administra, cómo se hacen las admisiones, pero el corazón de la reforma que es la calidad de la educación, en todos sus niveles, está todavía pendiente. Y ésa es la gran reforma que tenemos que impulsar nosotros, la generación del Bicentenario, porque la educación hoy día no es un proceso que comienza y termina en cierta época de la vida, sino que es un proceso que nace en la cuna y termina la tumba, de poder darles esas herramientas y esos instrumentos a nuestros niños, jóvenes y trabajadores para que puedan ser ciudadanos de primera categoría en esta sociedad moderna del conocimiento y de la información.
 
Y la prioridad está en la calidad, pero muy especialmente en la calidad de la educación temprana, tan descuidada en nuestro país; en la calidad de los alumnos más vulnerables, tan descuidados en nuestro país y que se refleja en las enormes brechas que nos muestran todas las pruebas y tests; y en la calidad de la educación técnico profesional, que nunca le hemos dado la suficiente importancia.
 
Quisiera terminar estas palabras diciendo que tenemos por delante enormes desafíos. Por de pronto, la economía del mundo está pasando por tiempos difíciles, la economía mundial se ha estado debilitando; tenemos una guerra comercial desatada entre las dos potencias más grandes del mundo. ¿Qué esperaría uno de las dos potencias más grandes del mundo? Que estuvieran colaborando para enfrentar los grandes desafíos de la humanidad; sin embargo, en lugar de ello, se están enfrentando prácticamente en todos los campos.
 
Además de eso, esto ya ha producido impactos muy severos. Hay países, por ejemplo, como Alemania, como Inglaterra -potencias de Europa- que están en recesión. Vea lo que está pasando en nuestro propio continente, América Latina, esta década apunta a ser nuevamente una década perdida para América Latina: prácticamente estancada con países en profundas recesiones como es el caso de Venezuela o Argentina, o en profundos estancamientos como el caso de Brasil y de México.
 
Dentro de ellos son muy pocos los países que han logrado mantener su capacidad de crecer a pesar de los tiempos difíciles, y uno de ellos es Chile que está enfrentando estos tiempos difíciles, que nos han golpeado muy fuertemente. Basta ver el impacto que tiene la guerra comercial y el debilitamiento de la economía y el comercio internacional sobre el precio de prácticamente todos nuestros productos de exportación, pero, a pesar de ello, la economía chilena está sana, enfrentando tiempos difíciles, pero con una base sana y sólida.
 
Por eso, yo quiero recordar que, a pesar de estos tiempos difíciles, Chile va a estar entre los países de mayor crecimiento de América Latina; vamos a lograr crear, este año, cerca de 170 mil nuevos empleos; 130 mil nuevos emprendedores; la inversión y la productividad van a seguir creciendo y con eso empujando los salarios. Y, por tanto, a pesar de los tiempos difíciles, la economía chilena está preparada para enfrentar estos tiempos difíciles.
 
Hay una sola cosa para lo cual nuestra sociedad no está preparada, que es para la división entre nosotros mismos. Cuando se produce una guerra fratricida entre nosotros mismos, entonces, son momentos en que sabemos que vamos a conquistar nuestras más dolorosas derrotas; cuando unimos fuerzas detrás de objetivos grandes y nobles, sabemos que vamos a ser capaces de conquistar nuestros más hermosos triunfos.
 
Quiero terminar diciendo que tenemos muchos desafíos por delante. Vengo llegando de la Cumbre G7 de las 7 economías o sociedades más desarrolladas del mundo y se trataron los siguientes temas: la amenaza nuclear, el calentamiento global, la guerra tarifaria y comercial, y Chile tiene ahí una tarea por delante, porque vamos a ser sede de dos eventos de enorme importancia para el mundo y también para Chile:
 
La APEC donde queremos recuperar el camino del libre comercio, del multilateralismo y de organismos internacionales fuertes, y no como hoy día ocurre con la Organización Mundial de Comercio que está totalmente paralizada;
 
Y vamos a ser sede de la COP que nos va a permitir hacer, no solamente un llamado, sino que orientar la acción porque, lo cierto es que, el ser humano es la criatura más inteligente que existe en nuestro planeta, pero miren qué paradoja, es la única criatura que está dispuesta a destruir su propio hogar y a poner en riesgo su propia sobrevivencia por sus propias acciones.
 
Por eso, es tan importante que comprendamos que el desafío del cambio climático, del calentamiento global que se está reflejando en Chile en forma muy dramática con la sequía, que ya lleva 10 años en nuestro país, es un tema que tenemos que enfrentar.
 
Somos la primera generación que está sintiendo los efectos del cambio climático, pero somos también la última generación que tiene la oportunidad de hacer algo para que ello no se transforme en una verdadera tragedia.
 
Ahí tenemos enormes desafíos por delante, pero también tenemos grandes aliados: la ciencia, la tecnología, la sociedad digital, la sociedad del conocimiento, la sociedad de la información, la Revolución Industrial son herramientas poderosas, generosas con los países que quieren asumirlas, abrazarlas y aprovecharlas, pero crueles con los países que simplemente las ignoran y las dejan pasar.
 
Por eso, dentro de los grandes desafíos que tiene Chile está prepararse para enfrentar estas grandes dificultades que nos va a ocasionar el cambio climático, pero, al mismo tiempo, prepararnos para aprovechar las grandes oportunidades que la ciencia, el conocimiento, el ingenio, la inteligencia y la creatividad humana nos ponen a nuestra disposición.
 
Por eso, hoy más que nunca, como Presidente de todos los chilenos, quiero hacer un sincero llamado: que respetando nuestras legítimas diferencias, nunca perdamos de vista que somos parte de una misma Patria, que compartimos un mismo pasado, que compartimos un mismo futuro y, por tanto, tenemos que unir fuerzas, cada uno aportando desde sus propias posiciones y principios, para que a Chile le vaya bien, para que los chilenos tengan una vida mejor y no enfrascarnos en una estúpida e inconducente guerra fratricida que no conduce a ninguna parte.
 
Por eso creo que si yo tuviera que pedir algo a mis compatriotas es que recuperemos el espíritu que tuvimos cuando recuperamos nuestra democracia, de entender que lo que nos une es mucho más fuerte que lo que nos separa y que no tenemos derecho a sacrificar lo que nos une simplemente por privilegiar lo que nos separa.
 
Muchas gracias.